Salud: no sacudas las alfombras
(Un texto de Picos Laguna en el Heraldo de Aragón del 7 de
octubre de 2018)
Los niveles de contaminación en el hogar son dos
veces más elevados que fuera. Con la bajada de las temperaturas, abrimos menos
las ventanas y la concentramos
más.
Solemos estar entre el 80% y el 90% de nuestro tiempo dentro de
un edificio y desconocemos que
el aire de nuestras casas lleva en sí mucho más que sus componentes (oxígeno,
nitrógeno y argón). Aunque son imperceptibles, alérgenos como el polen, el polvo y
las esporas de moho se arremolinan, y a este caldo de bacterias se suman las
sustancias químicas que emiten los productos de limpieza. Es la contaminación
intradomiciliaria, que puede generar el llamado 'síndrome del edificio enfermo'
(Sick Building Syndrome, en inglés), el conjunto de
síntomas que provoca un inmueble sobre las personas que habitan o trabajan en
él. Aunque se desconocen las causas concretas que lo producen, fundamentalmente
se atribuye a la contaminación del aire que circula en su interior, que a
menudo es dos veces más
elevado
que los de fuera, como apunta Teresa de la Fuente, profesora del módulo de
Residuos sólidos y Medio construido, del lES Río Gállego de Zaragoza, que imparte
un Grado en Salud Ambiental.
La mezcla química explosiva más evidente es la que se produce en
las habitaciones con fumadores. Cada vez que encendemos un cigarro, las paredes
y los muebles acumulan nicotina que reacciona con un gas conocido como ácido
nitroso (HONO) que se forma en el aire cuando la luz del sol entra a través de
los cristales. También con las estufas de gas y calefactores, o cada vez que
prendemos una vela y dejamos que se consuma. Si no se ventila, la nicotina de
las superficies de la habitación y el HONO forman nitrosaminas, compuestos
altamente cancerígenos.
La
lejía
y el aire.
Cada
vez que se usan lejía u otros productos de limpieza con blanqueadores de cloro
se altera el aire. Los gases de cloro se evaporan de las superficies
fregadas y oxidan otros espacios de la habitación que empeoran cuando entra la
luz, porque los rayos ultravioleta forman radicales reactivos que quedan
suspendidos en el aire. «La mayoría de lo que utilizamos para la limpieza de suelo muebles, hornos… son
productos químicos peligrosos, como sosa cáustica, alcoholes, amoniaco, cloro,
etc., y su uso presenta riesgos importantes para la salud» dice Marisa Velilla,
profesora de Productos químicos y vectores de interés en salud pública del lES
Río Gállego. «Al limpiar la casa podemos ensuciarla químicamente», indica
Carlos de Prada, director de 'Hogar sin tóxicos'.
La lista de elementos contaminantes e larguísima: biocidas, anti
moho, pinturas, detergentes, plásticos, alfombras, materiales de
construcción, ropa, productos de aseo y cosmética, muebles, ambientadores o
productos de limpieza, entre otros, son un foco de sustancias químicas con las
que convivimos diariamente en casa y que poco a poco nos van intoxicando. Todos
son generalmente derivados del petróleo y pueden emitir compuestos orgánicos
volátiles (COV), muy perjudiciales, y además se escapan a la atmósfera. Los
compuestos orgánicos son sustancias químicas que contienen carbono y se
convierten en vapores o gases. Junto con el carbono, contienen elementos como
hidrógeno, oxígeno, flúor, cloro, bromo, azufre o nitrógeno. Estos productos
domésticos son liberadores de COV y representan la mitad de las emisiones
vinculadas a los combustibles fósiles en las grandes ciudades de los países
industrializados. Así, el 46% de los productos contaminantes más peligrosos
procedentes de los COV son de uso corriente en hogares.
El empleo indiscriminado de limpia suelos, multiusos,
limpiacristales, abrillantadores de muebles, desengrasantes, limpia hornos o
quitamanchas introduce en las viviendas un cóctel químico que se ha llegado a asociar
al asma y problemas respiratorios. Algunas de estas sustancias, afirma De
Prada, «también pueden ser irritantes, neurotóxicas, alergénicas,
sensibilizantes, alteradoras hormonales, causantes de anomalías congénitas o
cancerígenas», dice, para quien «la casa no es un quirófano». Basta recordar
cómo el pasado julio una mujer de 30 años fallecía en Madrid por una
intoxicación por inhalación de amoníaco, tras pasar dos horas limpiando la
cocina de su casa. Marisa Velilla destaca la importancia de conocer los pictogramas
incluidos en la etiqueta, «ya que de una forma sencilla nos dan rápida
información de las características peligrosas de estos productos: corrosivo,
irritante, perjudicial para el medio ambiente ». «En la actualidad nos es muy
difícil prescindir de estos productos debido a su eficacia, por sus resultados
y por la facilidad y rapidez en su aplicación».
La falta de atención que se presta a las etiquetas es lo que
ocurre con los ambientadores. «En casi todos pone que no se usen en lugares que
no estén bien ventilados», explica De Prada. Es una advertencia a la que pocas
personas atienden y que, en cualquier caso, es difícil de cumplir en invierno,
o ahora que cerramos las ventanas después de ventilar, aunque en este tipo de
productos hay otra recomendación algo más inquietante: «En una marca pone que
antes de usarlo saques a los animales domésticos de la habitación», dice De
Prada. La dosis que se recibe está en función del peso corporal: cuanto menor
es el peso más dosis se acumula. Hay gente que tiene canarios y un día se los
encuentra muertos, envenenados por los productos de limpieza y los
ambientadores».
Para la profesora Velilla es fundamental identificar los
peligros y conocer las instrucciones de uso reflejadas en la etiqueta del
envase, que debe incluir la composición, modo de empleo y dosificación,
advertencias de uso, precauciones, instrucciones a seguir en caso de contacto
con nuestra piel, ojos, etc., y el teléfono del Servicio de Información
Toxicológica (91 562 04 20), que funciona 24 horas al día. «La mezcla de dos
productos puede ser muy peligrosa, como el cloro (lejía) que reacciona
violentamente con muchos compuestos y puede generar gases muy tóxicos, por
ejemplo, con el amoniaco. Un abuso en el empleo de éstos significa un aumento
en el tiempo de exposición a un riesgo que a veces no sabemos evaluar y que nos
puede producir múltiples efectos perjudiciales para nuestra salud: alergias,
mareos, problemas en la visión o en la piel, quemaduras, asma… y en grados
extremos hasta un cáncer», explica Velilla. «Los fabricantes nos han marcado cómo
debemos utilizar el producto y de qué forma. El nivel de peligrosidad también
depende de las características de los diferentes productos: en el caso de los
utilizados con aerosol (pulverización), se produce la generación de una nube de
partículas alrededor de la persona que puede contribuir con el tiempo al
desarrollo de problemas respiratorios. Productos para limpieza de inodoros y
desagües pueden producir gases muy tóxicos para el organismo. ¿Realmente no hay
otro medio para desatascar? Debemos ser conscientes del grado de limpieza que
necesitamos, no limpiar por limpiar, ya que una limpieza innecesaria significa
un aumento en el tiempo de contacto con estos productos».
LA ESCOBA. A lo que apenas prestamos atención es al hecho de pasar la
escoba. El polvo acumulado en los suelos tiene en su composición una gran
diversidad de materiales, siendo muchos componentes químicos de residuos de
productos usados para el aseo personal o para la limpieza de la casa. «También
podemos encontrar partículas de materiales de construcción, provenientes de los
plásticos o de nuestros muebles; otros son organismos vivos como los ácaros;
sin olvidar lo que traemos en los zapatos o nos entra por las ventanas». ¿Qué
sucede al barrer?, «si utilizamos la escoba ponemos todo este polvo en suspensión,
levantamos una nube con flúor, ftalatos, retardantes de llama que contengan
formaldehido, ácido bórico antimonio o halógenos como el bromo. Respiramos
estas partículas e incluso se depositan en nuestra piel o mucosas, absorbiendo
nuestro cuerpo sustancias extrañas, y más los niños muy pequeños»
Tender
en el radiador
El
secado de la ropa en el interior de una vivienda puede causar problemas a las
personas con riesgo de asma, rinitis y otras alergias. Genera en los hogares
niveles excesivos de humedad en el interior, una humedad que ha sido vinculada
a la formación de esporas de moho, ácaros de polvo, hongos de humedad que
pueden ser un riesgo para la salud. En personas con las defensas bajas, el
hongo puede causar aspergilosis pulmonar, con consecuencias graves.
Desatascadores
Los
líquidos químicos que se emplean para desatascar los desagües del hogar son
altamente nocivos y perjudiciales. Su vertido en los ríos y mares afecta de
forma directa a nuestro ecosistema por su contenido en cloro -tóxico y
corrosivo- y ácido sulfúrico. Una pequeña cantidad contamina miles de litros de
agua.
Desengrasantes
Son
altamente contaminantes para el medio ambiente, ya que los químicos (bastantes
desengrasantes tienen amoniaco) de lo que están compuestos se evaporan,
provocando daños en los seres vivos porque llegan a lugares insospechados que,
finalmente, son los que terminan por afectarnos.
Aerosoles
Contienen
cloroflorucarburos, más conocidos como CFC, pequeñas partículas de materia que
van en el aire que pueden almacenarse en recipientes y, cada vez que se
presiona la válvula de la lata, surge la partícula de perfume, insecticida,
pintura, etc. El problema es cuando hay partículas emitidas por la quema de
combustible, el carbono, y toda sustancia tóxica en el aire, ya que se filtra
por nuestra nariz, entra a nuestras vías respiratorias y provoca graves
enfermedades.
Tabaco
El
humo del cigarrillo está compuesto por más de 40 sustancias que generan
enfermedades pulmonares (incluso cáncer) y cardiorespiratorias. Más del 90% de
los niños que han fallecido por problemas respiratorios tipo bronquitis obstructivas
o bronconeumonia son hijos de madres que fuman.
Barrer
con escoba
La escoba
levanta el polvo y los ácaros que contiene el suelo, y genera una nube de polvo
con flúor, ftalatos, retardantes de llama que contengan formaldehido, ácido
bórico antimonio o halógenos como el bromo, etc. que respiramos, con riesgo de
contraer alergias, asma, bronquitis e, incluso en grado extremo, cáncer.
Limpiar sano
Bicarbonato sódico
Limpia
y elimina manchas y marcas (incluso de pintura) de paredes y muebles pintados.
Conserva el buen estado de las cerdas de los cepillos y peines. Elimina el
óxido y el moho. Limpia ortodoncias dentales y dentaduras postizas. Lava y
protege el mimbre.
Zumo de limón
Es un
desengrasante y desinfectante natural estupendo para limpiar la casa. Para
fregar el suelo, quitar el mal olor de la nevera o el microondas; limpiar los
utensilios de cocina, las manchas en el mármol, manchas de grasa en la ropa, la
cal de las cazuelas.
Vinagre
Tiene
propiedades antimicrobianas y antibacterianas que hacen que sea una buena
opción para la limpieza en la cocina, lavavajillas, fontanería, rejillas de
parrillas, etiquetas de precio, plata sin brillo, ventanas, y acabar con los
malos olores en el hogar.
Jabón líquido
El
jabón líquido con escamas de jabón es una forma fácil, sencilla y práctica de
poder usar un jabón natural sin pesticidas y con él podemos limpiar cualquier
superficie. También se puede usar para lavar la ropa en la lavadora.Etiquetas: Pensando en la salud