(Un texto de Fátima Uribarri en el XLSemanal del 30 de noviembre de 2014)
Ni ninfómana, ni envenenadora ni incestuosa. Lucrecia Borgia fue nada
más que una noble instruida y muy atractiva que fue utilizada por su
padre y su hermano. Los historiadores niegan la fama de perversidad que
acompaña su nombre y lo reafirma el Premio Nobel de Literatura Dario Fo,
que le dedica su primera novela.
Unas sombras acechan en la oscuridad de la noche del 15 de julio de
1500 en el pórtico de la basílica de San Pedro, en Roma. Alfonso de
Aragón apresura el paso. Cuando lo atacan, se revuelve con furia. El
forcejeo lo deja maltrecho, en el suelo y sangrante. Los facinerosos se
escabullen cuando escuchan los pasos de la guardia vaticana.
Alfonso sobrevive al ataque. Unos días después recibe la visita del
hermano de su mujer, César Borgia -lo acompaña un tipo siniestro, Miguel
de Corella, conocido como Michelotto-. Pide un rato de intimidad con el
herido y se lo conceden. Es solo un momento, las manos de Michelotto son
robustas y Alfonso está débil. lo estrangula con veloz
profesionalidad.
De este modo, el temible César Borgia se liberó del
marido de su adorada hermana Lucrecia. habían cambiado las alianzas
políticas, molestaba. Así lo cuenta el Premio Nobel de Literaura Dario
Fo, que se estrena en la novela con
Lucrecia Borgia. La hija del Papa
(Siruela).
Roma era entonces la capital de las puñaladas. políticas y
reales. Eran tiempos de sobornos y orgías en los que también
participaban cardenales y papas. Los Borgia, una familia de origen
valenciano (Borja era su apellido español), destacan en esa atmósfera de
ambición y corrupción por su faceta de clan y la potencia de su mala
fama. "Fueron víctimas de una propaganda injuriosa alentada por las
grandes familias romanas. Los Borgia no eran romanos, eso no se lo
perdonaron", explica Joan Francesc Mira, autor de
Los Borgia. familia y
mito.
Los Borgia ostentaron poder durante más de 50 años. Dos de ellos
llegaron a papas. Alfonso se convirtió en Calixto III, y su sobrino
Rodrigo fue Alejandro VI. Además, más de una docena fueron cardenales.
De entre todos sobresalen Rodrigo, César y Lucrecia, un trío que ha
inspirado óperas, novelas, películas, series de televisión o
exposiciones como la que ofrece ahora el Museo Maillol de París. Mario
Puzo, autor de
El Padrino, les dedicó su última novela.
Los Borgia. La
primera gran familia del crimen, una biografía novelada que podía haber
sido una precuela de la saga de Don Vito y los suyos.
Con singular astucia, Rodrigo Borgia se colocó como
vicecanciller, el segundo puesto más alto en el Vaticano. Fue tan hábil
que se mantuvo en el cargo con los cuatro papas que sucedieron a Calixto
III. Entonces, Rodrigo era el cardenal más poderoso y un atento padre
de familia. Visitaba con regularidad a su amante Vannozza Cattanei y a
los cuatro hijos que tuvo con ella. Mientras fue cardenal, los niños
creyeron que Rodrigo era su tío, que a menudo se quedaba a dormir en su
casa. Cuando supo que iba a ser Papa, Rodrigo desveló a los perplejos
Juan (de 18 años), César (de 16), Lucrecia (de 12) y Jofré (de 10) que
él era su verdadero padre y que los dos hombres que se habían casado con
su madre (el primero murió) eran dos peleles contratados por él para
salvar las apariencias.
El shock fue tremendo. De pronto, los cuatro
muchachos se convirtieron en los hijos del Papa, porque Alejandro VI fue
el primer Pontífice que reconoció públicamente a sus descendientes. No
solo eso, además se ocupó de asegurarles un porvenir provechoso. Dicen
que con los Borgia nació el término ‘nepotismo’ (
nipote es ‘sobrino’ en
italiano), por cómo toda la familia se fue infiltrando en los escalones
del poder.
A Lucrecia le reservaron el papel de recompensa para las
alianzas. Su padre y su hermano César decidieron sus matrimonios y sus
viudedades. La casaron primero con Giovanni Sforza, cuando tenía solo 13
años. Más tarde debió jurar (mintiendo) que no había consumado el
matrimonio para salvar la vida de su marido. Cuando la alianza con los
Sforza ya no convenía, quisieron César y el Papa Alejandro deshacerse
del marido de Lucrecia y le propusieron un trato. o juraba ser impotente
o... Lo juró.
El segundo marido, Alfonso de Aragón, tuvo
menos suerte. Lo estrangularon. Y no pasó nada. "La atmósfera se vio
envuelta en el olvido", dice Dario Fo. A Lucrecia sí le afectó. Le dio
un nuevo ataque de desesperación. Nuevo porque ya huyó, despavorida, y
se refugió meses en un remoto convento cuando apareció el cadáver de su
hermano Juan (el abuelo de san Francisco de Borja) flotando en el río
Tíber. También en esta ocasión se apuntó a César Borgia como causante de
la muerte, aunque hay historiadores que sostienen que lo mataron los
Orsini.
Tras el asesinato de su segundo marido, Lucrecia huye a Nepi.
Pero pronto regresa a Roma con su padre, que con ella fue siempre muy
tierno. Tanto que se dispararon los rumores de incesto. Sobre todo por
el reconocimiento del Papa de un hijo, el infante Giovanni Borgia, que
parece que era hijo de Lucrecia y de su criado Perotto Calderón (también
eliminado por César).
Alejandro VI confiaba en su hija -cuando salía del
Vaticano le dejaba a ella las riendas, algo sorprendente- y a la vez la
controlaba. Pronto le buscan un nuevo marido, Alfonso de Este, heredero
del ducado de Ferrara. A Lucrecia le gusta, pero paga un alto precio.
debe abandonar a Rodrigo, el hijo que tuvo con Alfonso de Aragón. En
Ferrara, Lucrecia goza de una temporada de felicidad. Se lleva muy bien
con su suegro, Hércules de Este. Además, Ferrara es territorio de arte y
cultura. Allí coincidieron Rafael, Leonardo da Vinci (que trabajó como
ingeniero militar para César Borgia), Ludovico Ariosto, Nicolás
Copérnico, Miguel Ángel Buonarroti...
Lucrecia organiza veladas poéticas...
Pero su vida se enturbia. se dice que mantiene un romance con Pietro
Bembo (quizá sea cierto); a su marido llegan las habladurías sobre el
hijo con Perotto; y su hermano César continúa practicando matanzas. El
31 de diciembre de 1502, por ejemplo, convocó en un banquete a la
camarilla de hombres (algunos de ellos, capitanes de su ejército) que
sabía que conspiraban contra él. Los manjares eran exquisitos. César, el
más atento de los anfitriones, se disculpó un momento -tenía que atender
a una dama, dijo-. En cuanto salió, sus hombres masacraron con eficacia a
todos los comensales. Eliminó en un momento a una buena partida de
enemigos. "Con esta infame hazaña, César se granjeó más elogios que
indignación", cuenta Dario Fo. Despertó admiración por su enorme astucia
y la determinación de un verdadero condotiero. Incluso se fijó en él
Maquiavelo cuando escribió
El príncipe, su célebre tratado de política.
César heredó la habilidad de su padre. logró
conservar su puesto de capitán general de la Iglesia cuando murió
Alejandro VI. Pero el siguiente Papa, Pío III, muere tras 26 días de
pontificado. Con su sucesor se acabó la suerte. Julio II es Giuliano
della Rovere, uno de los grandes enemigos de los Borgia y también un
experto hacedor de hijos y contubernios.
A César lo manda encarcelar. El
condotiero se fuga saltando desde una torre. Huye a Nápoles, donde lo
prenden los aragoneses. En España muere, en el asedio de Viana, luchando
con el ejército de Navarra.
Aunque sus maldades la habían martirizado,
Lucrecia sufrió con la muerte de César. Se quisieron. Demasiado, según
las malas lenguas. No cree Dario Fo que hubiera sexo entre los hermanos.
"De semejante indignidad no hay evidencias creíbles", afirma. César la
apreció y respetó.
Lucrecia debía de tener mucho encanto. La quisieron
sus padres, sus hermanos, sus maridos y también el pueblo. Se convirtió
en duquesa de Ferrara en 1505. Lo hizo bien. presidió la Comisión de las
Súplicas, fundó el primer monte de piedad de Ferrara para ayudar a los
más necesitados...
"Una perla de este mundo", así la definió Pierre
Terrail de Bayard, caballero del rey de Francia. Y, sin embargo, se la
recuerda como una mujer disoluta e incestuosa...
Era una Borgia.
Como una santaPinturicchio puso el rostro de Lucrecia a santa
Catalina de Alejandría en uno de sus lienzos. Este pintor trabajó en las
obras para los apartamentos de los Borgia en el Vaticano.
¿Más que hermanos?
Se echa abajo la leyenda del incesto entre César y Lucrecia. No hay evidencias creíbles , asegura Dario Fo.
Quién es quién en la familia (VER PDF)
César Borgia invitó a sus enemigos a un banquete. Salió un momento y sus esbirros los masacraron a todos, a lo Corleone
En Ferrara, Lucrecia coincidió con Rafael, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Copérnico; y fundó el primer monte de piedad
“Los borgia han sido víctimas de una propaganda injuriosa. No les perdonaron no ser romanos”, dice el historiados Mira
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia